sábado, 25 de abril de 2015

La crónica.

LA ALFOMBRA ROJA PERDIÓ UN POCO DE SU GLAMOUR
VERGONZOSO HECHO DEJO A LAS CÁMARAS Y A LA GENTE SIN PALABRAS.

   La alfombra roja de los Oscar, en Hollywood, fue escenario de un episodio que será recordado por siempre, a pesar de que esto podría pasarle a cualquiera. Y la protagonista en cuestión, una famosísima actriz de 18 años llamada Chloe Grace Moretz, seguramente intentará que todos lo olviden para así, finalmente, poder olvidarlo ella.
   El hecho se produjo en horas de la noche, como si la protagonista pasara de estar soñando a tener una pesadilla en una milésima de segundo. Eran aproximadamente las 8 de la noche cuando la actriz se dispuso a bajar de su limusina para hacer su gran entrada por la alfombra roja. Al parecer el destino no lo quiso así y su gran y esperada entrada se transformó en una gran vergüenza. Esta vez, al bajar del auto, la puerta de la limusina le arrebató el vestido y la dejó en ropa interior como si ésta le tuviera envidia por su belleza.
   La actriz, humillada por este devastador episodio, intentó rápidamente cubrir su desnudo cuerpo sacando al vestido de las garras de la puerta, pero, al hacerlo, la catástrofe no hizo más que empeorar. 
   Su vestido estaba totalmente enganchado y la privó a la pobre víctima de cumplir con su objetivo. Pero la valiente Chloe Grace Moretz se comportó como toda una heroína, y, escuchando los alientos del público que estaba totalmente conmocionado por el vergonzoso hecho mientras se escondía de las cámaras para que no la fotografiaran en ese horrible estado y tratando de fingir que nada pasaba,  siguió tirando del despiadado pedazo de tela con el fin de desengancharlo de aquella estafadora puerta de limusina.
   Luego de largos minutos de sudor y lágrimas de vergonzosa mala suerte, la luchadora logró, finalmente, sacar el vestido. Éste estaba destrozado así que cubrió su cuerpo con el único pedazo de tela que sobrevivió a la ardua pelea, lo que dejó a la gente y a las cámaras sin palabras.
   Durante los siguientes segundos, la multitud le regaló a la pobre estrella unos merecidos aplausos por el triunfo, también merecido, en su batalla. La actriz sólo pudo sonreír para luego tirarse en el suelo a tener un breve descanso, mientras la gente le gritaba que la amaba, que era su ídola y que había sido muy valiente al enfrentar el hecho y no haber salido corriendo como, según dicen ellos, que habrían hecho.
   Su mejor amiga contó que cuando concluyó con su descanso pudo llevar a cabo su gran entrada. También dijo que en el salón donde entregaron los premios la estaban esperando con un nuevo vestido y que, luego de cambiarse, pudo posar, feliz y contenta, para las cámaras que la esperaban ansiosas.


1 comentario: