domingo, 28 de abril de 2013

Y se hicieron amigos...

   Existió una vez un animal rarísimo. Este era redondo, colorido y podía volar. Sus patas y brazos eran cortos y sus manos, pequeñas. Cuando sentía peligro extendía sus diminutas alas y volaba para escapar. Se alimentaba de insectos porque su ternura le impedía atacar animales grandes, aunque si lo molestaban su mordida era venenosa. Era muy miedoso y vivía escondiéndose en las orillas de un lago.
   Cierta vez, una niña que estaba de vacaciones en el lago pudo encontrarlo cuando paseaba por sus orillas."¡Que lindo animalito!", pensó. El animal se había quedado dormido y no se dio cuenta de que lo habían descubierto. La niña se lo llevó a su casa escondido entre su ropa y lo dejó seguir durmiendo en su cama. Cuando el animal despertó, no entendía qué pasaba. Al principio se asustó y quiso morderla, pero su ternura se lo impidió. Luego la niña le dio comida y se volvieron amigos. Juntos compartieron lindos momentos y él decidió quedarse con ella para siempre.
   Así es que la niña lo cuidó y el animal la protegió de los insectos como los mosquitos, que él se comía para que a la niña no le picaran. Las vacaciones terminaron, y la niña preguntó:
─¿Puedo llevarme al animal conmigo?
─¡Si!─Contestaron sus padres alegremente.
Y así vivieron felices para siempre.

1 comentario:

  1. Mucho mejor, Agustina, pero corregí el primero de los diálogos. Mezclás las dos posibles formas en que debe representarse el diálogo (o las comillas o el guión de diálogo)En general, cuando es una sola intervención y sobre todo cuando se trata de un pensamiento se usan las comillas. Quedaría así:
    "Cierta vez, una niña que estaba de vacaciones en el lago pudo encontrarlo cuando paseaba por sus orillas. "¡Qué lindo animalito!", pensó.

    ResponderBorrar